Cultura tecnológica
El significado de la evolución tecnológica
entraña cambios tales que exige una reflexión sobre la adecuación o
inadecuación de las culturas tecnológicas que se presentan en los diferentes
campos de la sociedad resultado de este avance, por lo que se puede deducir que
el entorno en el que el hombre vive forma parte de su cultura y la tecnología
impacta en la forma en que éste se desarrolla.Se encontró que desde hace unas décadas
Toffler (Leer: 2001: 26) propone que la cultura del hombre se conforma por
entornos, por lo que hace la siguiente clasificación: Los países en la primera
ola son aquellos que se encuentran en una etapa de agricultura. Los de la
segunda ola logran un alto nivel de industrialización. Finalmente los países en
la tercera ola son aquellos donde la información digital, transmitida por
redes, desempeña un papel fundamental.
Sin embargo, estos cambios deben ser
comprendidos desde una perspectiva histórica, para que se pueda llegar a
interpelar, de manera radical, la generalización de las culturas en la época de
la sociedad del conocimiento.
Bajo este contexto se insiste en la
importancia de acercarse a entender los desencuentros entre las generaciones
que traen no sólo un problema de uso, apropiación o incorporación de
tecnologías en la institución educativa, sino la posibilidad de recoger de
manera fuerte las tradiciones pedagógicas del pensamiento de diferentes
educadores y tecnólogos. Esto quiere decir, que el impacto de la
tecnología en la sociedad da origen a diferentes culturas, se puede decir que
se dio la cultura del libro, con la aparición de la imprenta, más tarde aparece
la cultura de las masas ante el surgimiento de la radio y la televisión, ahora
estamos frente a la cultura de Internet, que remite a la famosa sociedad del conocimiento.
Mejía J. (2000) marca los
campos en donde mayor impacto tiene el avance de la tecnología y donde se
construyen esas culturas tecnológicas.Todo esto redunda en una cultura
tecnológica, estudiada por diferentes disciplinas entre ellas la filosofía de
donde surgen los críticos culturales de la tecnología, por lo que a
continuación, se hace referencia al pensamiento de los siguientes estudiosos:
La filosofía de la tecnología surge
después que la filosofía de la ciencia, dice Medina (1995: 180). A grandes
rasgos se distinguen dos enfoques opuestos: el de la tradición analítica y el
de la crítica humanística. Del primero es digno representante Mario Bunge,
centrado en el estudio de la racionalidad y del método de la tecnología, que se
hacen derivar de la racionalidad científica.Bunge (1983) dice: “la tecnología no es
sino ciencia aplicada, y plasmación material de la forma de conocimiento y
actuación más racional que existe”. En cambio, buena parte de la filosofía
humanista de la tecnología, influida por autores como Lewis Mumford o Jacques
Ellul, realiza una crítica cultural de la era tecnológica (Medina: 1995: 180).
Asi pues los estudios de los sistemas
sociotécnicos intentan aplicar la teoría de sistemas a la historia de la
tecnología. Hay un gran interés en desvelar las mutuas interacciones entre
tecnología y sociedad, más allá de discusiones sobre supuestos determinismos de
uno u otro tipo.
Según Arnold Pacey (1990), la definición
de Tecnología debe abarcar no sólo su aspecto material (técnicas en cuanto a
artefactos), sino que debe incluir los aspectos organizativos (actividad
económica e industrial, actividad profesional, usuarios y consumidores) y los
culturales (objetivos y valores afectados por la tecnología y los que deberían
ser respetados por ella).A su vez otro influyente crítico cultural
americano es Carl Mitchan, que ha elaborado una filosofía de la tecnología que
bebe en buena parte de Jacques Ellul, y que reclama el primado de la filosofía
y las humanidades para rescatar valores humanos y sociales frente al rodillo
tecnológico.En cambio el pragmatista Paul Durbin
(1992b), quien se apoya en John Dewey, reclama un activismo social en el que
los propios científicos tendrían un papel central para ocuparse de los
problemas sociales suscitados por su trabajo. Según él, sólo el activismo
social progresista puede ofrecer alguna esperanza de resolver ciertos problemas
urgentes.
De esta manera, como dice Medina (1992),
sin renunciar por completo a la intervención tecnocientífica (algo impensable e
irrealizable), se favorecería una cultura tecnológica y un entorno en los que
pudieran coexistir dominios tecnocientíficos junto con dominios sociotécnicos
de otro tipo, en los que se podría preservar no sólo el rico patrimonio
natural, sino también las diversidades culturales y formas de vida social
valiosas.
Para adentrarnos en esta investigación del
concepto cultura tecnológica se debe entender por separado y mencionar todas
las variables e indicadores que lo envuelve.La pregunta por la dimensión cultural
tecnológica abre una pista importante de reflexión. Esta interrogante es
posible porque la tecnología forma parte de la cultura del ser humano. De ahí
que no sea una pregunta sólo académica, sino que se trata de un asunto de
fondo, en cierto sentido ineludible, si se aspira a comprender lo que es y lo
que puede aportar de bueno o lo que puede generar de perjudicial la tecnología.
Los cambios en la tecnología y en otros
aspectos obedecen a lo que Thomas Kuhn sugiere que las revoluciones en la
ciencia aparecen cuando las teorías y los métodos viejos no resolverán los
problemas nuevos. Él llama a esto paradigma. Sobre la base de este concepto de cultura,
el filósofo español, Miguel Ángel Quintanilla (2005) quien ha hecho notables
contribuciones a la filosofía de la tecnología, ha abordado específicamente el
tema de la “cultura tecnológica”. El estudioso de la cultura Miguel Ángel
Quintanilla (1992: 2) dice que esta se puede concebir como el conjunto de
representaciones, reglas de conducta, ideas, valores, formas de comunicación y
pautas de comportamiento aprendidas (no innatas) que caracterizan a un grupo
social. Por su parte Quintanilla (1992: 5) señala
que la tecnología como proceso humano puede entenderse que forma parte de la
cultura y como elemento cultural la tecnología lleva asociados determinados
valores, plantea determinadas relaciones del hombre con la naturaleza y entre
las propias personas. Por lo tanto, es necesario el análisis y reflexión sobre
las dimensiones humanas y sociales asociadas al desarrollo tecnológico,
teniendo como ángulo de visión las repercusiones educativas de los cambios culturales
y sociales que conlleva el desarrollo tecnológico.En una perspectiva crítica Quintanilla
(1992: 6) indica que se conciben la tecnología y la cultura como sistemas
dependientes entre sí, entendiendo que la tecnología contemporánea conforma un
sistema que envuelve todos los aspectos de la vida cotidiana de nuestro tiempo.
Por todo esto Quintanilla (1995: 18)
caracteriza la cultura tecnológica: basada en la racionalidad crítica, en la
creatividad y la innovación, y en la libertad para llevar a cabo empresas
nuevas de forma racional. En fin, todo un modelo de lo que pueden ser objetivos
ideales para el proceso educativo. Asimismo Quintanilla (1995:14), sintetiza
sus deliberaciones hacia la cultura tecnológica con tres razonamientos:
• La cultura tecnológica constituye una
parte importante de la cultura compartida por cualquier grupo humano en las
sociedades avanzadas de nuestro tiempo.
• El que en estos grupos compartan una
adecuada cultura tecnológica es un factor importante para el bienestar del
grupo.
• Como consecuencia de lo anterior, el
substrato homogéneo común que debemos plantearnos como objetivo del proceso
educativo en estas sociedades avanzadas es, precisamente, el conseguir una
adecuada cultura tecnológica.
Este autor destaca ciertos elementos que
están presentes en una cultura, y que en la cultura específica de cada grupo
social tienen cierta organización: las representaciones, las reglas y normas de
conducta, los valores, las formas de comunicación y las pautas de
comportamiento aprendidas (no innatas) que caracterizan al grupo social en
cuestión. Para profundizar sobre este tipo de
problemas y para avanzar en la búsqueda de soluciones, conviene citar la
distinción que propone Quintanilla entre la cultura incorporada a un sistema
técnico y la cultura no incorporada.
La cultura tecnológica incorporada a un
sistema técnico está formada por el conjunto de creencias o conocimientos,
hábitos y valores que los operadores de un sistema técnico necesitan tener para
que éste funcione de forma adecuada. La cultura tecnológica de un grupo social
(un país, una empresa, etcétera) en sentido estricto o restringido se puede
definir como el conjunto de todos los rasgos culturales incorporados a los
sistemas técnicos de que dispone: incluye por lo tanto el nivel de formación y
entrenamiento de sus miembros en el uso o diseño de esas tecnologías, pero
también la asimilación de los objetivos de esas tecnologías como valores
deseables, etcétera. La cultura tecnológica no incorporada a
sistemas técnicos está formada por el conjunto de rasgos culturales que se
refieren o se relacionan con la tecnología, pero que no están incorporados a
sistemas técnicos concretos, bien sea porque no son compatibles con las
tecnologías disponibles, o porque no son necesarios para ellas. Todos estos rasgos forman parte de una
cultura tecnológica, en la medida en que afectan al uso, diseño y difusión de
determinadas tecnologías, pero pueden no estar incorporados, por el momento, a
ningún sistema técnico concreto (Quintanilla, 2005). Al interpretar a Quintanilla, se puede
indicar que la cultura tecnológica de un grupo social es el conjunto de
representaciones, valores y pautas de comportamiento compartidos por los
miembros del grupo en los procesos de interacción y comunicación en los que se
involucran sistemas tecnológicos, pero, además la cultura tecnológica es un
componente esencial de la cultura sin más, y constituye un factor esencial para
el desarrollo tecnológico de un país.
Y por ello se puede determinar que una
sociedad con vasta cultura tecnológica y en la que predominen las actitudes
positivas hacia la técnica estará mejor preparada para incorporar y producir
innovaciones tecnológicas y para extraer de ellas el máximo rendimiento. Además, Sancho (1994a: 19) explica que la
tecnología se configura como un cuerpo de conocimientos que, además de utilizar
el método científico, crea y/o transforma procesos materiales y señala que al
aceptar que la cultura, los procesos sociales, la tecnología y las formas de
comunicación están íntimamente ligados entre sí, se nos abre un camino apto
para buscar explicaciones al complejo mundo contemporáneo en que vivimos y a
sus transformaciones más recientes. Por su parte, García Vera (1994: 18),
observa esta situación desde una óptica amplia, hace referencia a una cultura
tecnológica de este modo:
• Una cultura se manifiesta a través del
conocimiento acumulado históricamente en las diferentes áreas del saber, en las
expresiones artísticas, en los medios de comunicación audiovisual.
• En una sociedad se distingue la cultura
dominante de otras marginales. Que la cultura dominante, en forma lenta,
constante y progresiva, se va constituyendo sobre las bases de la ideología
hegemónica de los poderes de esa sociedad. Y, finalmente,
• Que los recursos tecnológicos así como
los distintos sistemas simbólicos de representación soportados en ellos, son
utilizados en las diversas culturas y se les asigna unos roles de acuerdo con
los intereses de cada una de ellas. Una, la dominante, para perpetuar
hegemonías, otras las marginales, para señalar el desajuste social y
desigualdades...que posiblemente se pueden producir, para expresar sus ideas y
teorías, intentando probar la legitimidad y su superioridad respecto a las
mismas y respecto a otros.
Por cultura tecnológica se entiende un
amplio aspecto que abarca teoría y práctica, conocimientos y habilidades, por
un lado conocimientos relacionados con el espacio construido en el que
desarrollamos nuestras actividades y con los objetos que forman parte del
mismo; y por otro lado las habilidades, el saber hacer, la actitud positiva que
nos posibilite no ser espectadores pasivos en este mundo tecnológico en el que
vivimos.
En resumen, la cultura tecnológica brinda
una visión integradora de todas las modalidades de la conducta humana,
superando la tradicional dicotomía de lo manual y lo intelectual, y postula una
concepción del hombre como una unidad que se compromete con todas las
potencialidades, en todos y cada uno de sus actos los conocimientos y
habilidades que nos permitan una apropiación del medio en que vivimos como una
garantía para evitar caer en la dependencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario